Con un servicio profesional, sus alfombras recuperarán los colores originales, eliminará los malos olores así como gérmenes nocivos para su salud y la de sus seres queridos.
Para llevar a cabo el lavado de alfombras, nuestro personal despeja el área retirando el mobiliario que sea posible, exceptuando aquél que sea muy pesado o contenga cosas delicadas y que el cliente
haya decidido no moverlos.
Se hace una inspección del tipo de manchas o suciedad existente en la alfombra para determinar los desmanchadores a utilizar.
Se aspira la alfombra con una aspiradora industrial cuyo principal objetivo es eliminar el polvo suelto que se encuentra entre las fibras y se procede a tallar la alfombra con un cepillo que abre las fibras y afloja la mugre adherida utilizando jabón especializado.
Se procede a desmanchar aquellas marcas que aún no han sido eliminadas y se empieza a inyectar agua limpia con enjuague para recoger la mugre que se encuentra en la alfombra.
Por último se pasa por el área un bonete para absorber el exceso de agua y ayudar a un secado rápido.
Se deja secar la alfombra durante unos 30 minutos para regresar el mobiliario a su lugar.
El secado puede variar dependiendo de las condiciones climáticas.
Después del lavado, sus alfombras secarán rápido y durarán limpias por más tiempo.
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